sábado, 29 de junio de 2013

Jueves noche

Ayer, sin yo quererlo, acabé de fiesta. De verdad que yo no quería acabar bebiendo, pero me arrastraron a ello. O eso quiero haceros creer. Siguiendo el ritual, caminé hasta la parada de autobuses que me dejaría en el centro de la ciudad. No era una noche de jueves cualquiera, España disputaba ante Italia la semifinal de la Copa Confederaciones. Me comía las uñas en mi casa mientras veía el partido y, para no perderme nada, me llevé los cascos para escuchar la radio por el camino mientras esperaba al autobús y llegaba a mi destino.

Llego a la parada y me siento. 15 minutos le quedaban al autobús, nada más y nada menos. Mi objetivo en ese momento era poder escuchar nítidamente el partido por la radio. Los cascos supuse que los habría comprado en el chino porque tuve que hacer malabares para escuchar un simple "Iniesta abre el balón a la banda". Mientras ponía todo mi empeño en ello, una señora se plantó en la parada, justo a mi lado, con su carro lleno de las chatarras que había estado buscando a lo largo del día. Mientras yo escuchaba atentamente si España conseguía marcar y evitar los penaltis, la señora se dispuso a abrir los contenedores que allí se encontraban, a ver qué últimas cosas podía llevarse en su carro.

Y ya veis, así de extrañas y extremas son las caras de la vida, yo preocupada por si España marcaba para pasar a la final de la Confederaciones y una señora buscando entre la basura para poder vivir.

lunes, 16 de julio de 2012

CUANDO

Cuando no sabes qué pasa contigo. Cuando dejas de conocerte. Cuando caes en la cuenta de que tu vida se quedó estancada en un momento y lugar concreto. Cuando por más que lo intentas no ves el final de esta larga y desagradable película. Cuando te vas gastando poco a a poco. Cuando necesitas salir y gritar fuerte, muy fuerte, para que todos puedan escucharte. Cuando sonríes para seguir aparentando que todo va bien. Cuando sigues luchando sin saber de dónde salen las fuerzas. Cuando crees que el mundo entero está en contra de ti. 
Cuando miro las caras de mis amigos y es en ese puto momento en el que comprendes porqué no te has perdido en el camino y porqué sigue teniendo todo sentido.

viernes, 13 de abril de 2012

RÁFAGAS DE LOS SUEÑOS

Despertó temprano, incluso antes de que su despertador sonase con ese chirrido desagradable que cada mañana le avisaba de que un nuevo día estaba a punto de comenzar.



Pero, no despertó como un día normal. Sí es cierto que casi todas las mañanas al despertar le venían pequeñas ráfagas de recuerdos de aquellos sueños que había tenido durante la noche, aunque apenas en unos escasos 10 minutos sabía que su memoria borraría cualquier resquicio de lo que su mente había estado creando aquella noche. O, al menos, eso era lo habitual. Le molestaba esta mala gestión que su mente hacía de los sueños, incluso había pensado en varias ocasiones acostarse dejando una pequeña libreta debajo de su almohada para que, nada más despertar, apuntase lo que había soñado. Pero, tal vez la vagueza le podía más que sus ganas por acordarse de lo que soñaba dormida.



Pero, aquella mañana se despertó con un sabor amargo y sumergida en un mar de recuerdos, sensaciones y nostalgia.En algunas ocasiones cuando una despierta no puede evitar reírse de esos momentos cómicos que su mente ha recreado. Pero, en muchas otras, deja que tu mente maquine innumerables pensamientos, y todos llevan a lo mismo. Nada - reflexionó aún tendida sobre su cama, mientras estrechaba fuertemente la almohada con sus brazos.


Esa mañana no había comenzado como esperaba. O como se suele decir, se había levantado con el pie izquierdo. Desde que se despertó fue recreando segundo a segundo lo soñado, una y otra vez, una y otra vez. Y así, cada vez que se acordaba de su sueño. Era como una necesidad el recrearlo. Llegó a la conclusión de que, si tanto le gustaba recrearlo es porque desearía que lo soñado dormida lo hubiera soñado despierta. Pero ella sabía que no podía ser. De hecho, lo consideraba imposible.


Los sueños se vuelven mucho más imposibles cuando se tratan de personas que quedaron atrás, tanto por decisión propia como por decisión de ti mismo de dejarlos en el camino.Es fácil soñar con personas que al levantarte sabes que estarán ahí, incluso que lo que has soñado, lo puedes hacer realidad.Pero, cuando son personas que no están te adentras en un mundo plagado de dudas. Por qué pasó, en qué momento, qué falló, por qué esa necesidad de recrear el sueño.

Y, todas esas preguntas iban rondando alrededor de su cabeza a lo largo del día. Pero a ninguna le encontraba respuesta. Y en uno de esos muchos pensamientos, deseó que ese hubiera sido uno de los sueños que su memoria hubiera borrado como había hecho con tantos otros. Sí, que lo hubiera borrado, como cuando escribes algo en la arena y el mar viene a borrarlo. Eso era lo que su memoria debería haber hecho, venir y borrarlo.

Y así transcurrió su día, sin ninguna otra alteración, solo aquel sueño...aquel sueño que soñó dormida sin posibilidad de ser soñado despierta.







sábado, 31 de diciembre de 2011

ABRIENDO UN NUEVO LIBRO

Cada 31 de diciembre sentimos como si cerrásemos un libro y al día siguiente abriésemos otro totalmente distinto. Los hay quienes piensan que las cosas no cambian de un 31 de diciembre a un 1 de enero, y los hay quienes creen que un cambio de año traerá cambios en su vida. Mi pensamiento es resultado de una combinación de estos dos. No pienso que todos tus males se conviertan en simples anécdotas de la noche a la mañana, pero sí que tal vez la entrada de un año y la sensación de tener unos nuevos 12 meses por delante, te de un chute de energía positiva y te transmita el pensamiento de que este año tú puedes.

Aquí dónde me veis soy el ser más negativo que Dios o más bien mi progenitora y querida madre ha puesto sobre la faz de la tierra.

Por esta razón en esta ‘egoentrada’ que estoy creando y que vosotros ahora estáis leyendo, voy a relativizar esa negatividad y la voy a convertir en positividad.
Me he propuesto tantísimas cosas para este 2012…pero este 2012 ha llegado gracias al transcurso previamente de un larguísimo y a la vez un tanto espantoso 2011, así que señalaré lo más significativo e importante de este 2011 que ha sido mi embarque en una nueva y gratificante etapa que es la Universidad. Ha sido un cambio de aires muy necesario, nuevos ambientes y nueva gente.

Pero este 2012 va a ser diferente porque va a ser mi año, y si no es así, yo haré que lo sea.

Voy a comenzar a dar prioridad a aquellas personas que lo merecen y a darle a cada uno el lugar que merece en mi vida. Pero, sobre todo, voy a empezar a darme prioridad a mí. Voy a comenzar a quererme, porque sí, porque nunca lo he hecho y seguramente si me mirase y me valorase extraería aspectos muy buenos. Voy a comenzar a ser yo misma, poco a poco, pero lo haré. Quiero poder gritar cómo soy, quién soy y a quién quiero, quiero ser yo. Y si tras esto hay gente que desaparece y se marcha es porque nunca ha estado realmente.

Pienso querer a los que me quieran, valorar a los que me valoren, preocuparme por los que se preocupen por mí, dar felicidad a quién me hace feliz.

Empieza un nuevo año para seguir aprendiendo a vivir, para creer que todo aquello que no ha llegado, esta vez si llegará como puede ser el amor. Sí, lo digo así, abiertamente, lo espero con fe y ganas, necesito encontrar a esa persona que me haga sentir que soy especial para alguien y que ese alguien lo es para mí. Encontrarla es lo que quiero. Encontrarte. Encontrarla. Y por supuesto seguir aprendiendo y queriendo a los que lo merecen.

Este año tal vez sorprenda, pero para bien porque por fin seré yo misma y porque ya me lo merezco, seré feliz o lo intentaré con todas mis fuerzas.
Mi frase para este 2012: Quererme y queredme como soy. Los que no lo hagáis es que nunca lo habéis hecho.

Feliz 2012 a los que verdaderamente me importan. Ah y perdonad por esta entrada colmada de tanto ego. Algunas veces una también necesita dedicarse unas palabras. Es bueno. Hacedlo.

sábado, 24 de diciembre de 2011

LA TECNOLOGÍA DEFECTUOSA DE LOS RECUERDOS


Todos hemos tenido nuestro día reflexivo. Quién diga lo contrario, miente. Y como personas melancólicas y totalmente masoquistas qué mejor plan para estos días que sentarnos frente al ordenador a recopilar fotos de nuestros mejores momentos. Pero no todo queda ahí. Como cualquier buen masoquista (nivel experto), le damos un último toque. La música. Pero no reggaetón o música electrónica, mejor aquellas canciones que sin foto nos sensibilizan pero que ya si le unimos esta es el no va más. Somos así, nos gusta sufrir. Especialmente a nosotros los negativos (Hola a todos desde aquí).
Olvidad este pequeño inciso colmado de ego.
Cuando por algún descuido borramos o perdemos alguna fotografía sentimos rabia y nos parece como si hubiéramos perdido algún recuerdo que queremos. Sin embargo, nos equivocamos. Los recuerdos no son objetos, no son fotografías que tú puedes guardar en un álbum o en una carpeta dentro de tus documentos (o una carpeta dentro de la carpeta que está en otra carpeta, para los que temen que sus fotos sean vistas por sus progenitores). No son solo eso. Los recuerdos son resultado del proceso de elección de nuestra mente. Pero esta máquina de elección funciona como cualquier aparato tecnológico y como tal, tiene su pequeño defecto de fábrica. No sabe diferenciar entre los buenos y los malos momentos.
Por esta misma razón existen dos tipos de recuerdos: los buenos momentos que son aquellos recuerdos elegidos por nosotros mismos; y los malos momentos que se convierten en recuerdos automáticamente, sin nosotros elegirlo. Aunque a este último no me gusta llamarlo recuerdo porque no lo es. Para mí, recuerdos es sinónimo de bello, felicidad, alegría, momentos irrepetible, pero nunca malos momentos porque lo que queremos hacer con esto es olvidarlos. Recuerdos y olvido o lo que es lo mismo incompatibilidad.
Inmersos en la Navidad, ya se acerca el día de reyes. Yo acabo de decidir mi regalo. Quiero una de estas máquinas pero sin defecto de fábrica, que únicamente recoja los buenos momentos y a las buenas personas que los hacen posibles. Y como somos lo que recordamos quiero ser alguien que solo se sustente y se nutra de buenos recuerdos.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Estando sin estar



En los albores de la mañana desperté. Todo estaba oscuro, solo sabía lo que allí había porque podía tocarlo con los fríos y ásperos dedos de mi mano. Abrí de par en par las ventanas y sentí como una suave brisa de primavera acariciaba mi cara, como recorría suavemente mis pestañas o como mecía mi atolondrado y dulce cabello. Me dispuse a mirar aquel paisaje que ante mis ojos se mostraba. Los jazmines lucían más bellos que nunca. Allá a lo lejos se podía divisar a una familia paseando alegremente por el parque mientras que el más pequeño de los hijos no dejaba de mirar embelesado como los peces y el agua se volvían solo uno. Mientras tanto en el banco situado justo detrás de él, un jovencísimo y apuesto chico -corta melena, ojos verdosos y rasgados, y un elegante sombrero negro- trazaba con su lápiz unas líneas que perfilaban la cara de aquel niño mientras este seguía intentando asimilar la belleza de todo aquello que sus ojos estaban contemplando atónitos. De forma inesperada la mirada de aquel pequeño se dirigió hacia mi ventana. Sonreí y me sonrió fugazmente, mientras me iba retirando lentamente de la ventana, y él volvía a acariciar la mano de su madre.


Retiré el sillón del lado del armario y lo situé justo delante de la ventana. Sentada divisaba una perspectiva totalmente distinta a la anterior. Pero era tan valiosa como aquella. Cielo azul inmenso, las copas de los pinos y unos cuantos pajarillos revoloteando las hojas. Extendí mi mano y abrí el cajón de la mesita que quedaba justo a la izquierda de la cama. Revolví todo su interior y lo saqué. Cuaderno y pluma en mano. Todo lo que necesitaba en esa mañana de domingo primaveral. Inspiración. Sí, inspiración, cuaderno y pluma. Lo tenía todo. Me evadí del mundo y comencé…


“Todas las noches me imagino que estás ahí, en la otra mitad de cama que sobra. Me duermo creyendo que de un momento a otro tus brazos me rodearán, que cuando despierte de madrugada me giraré y podré encontrar en ti el calor que no me dan las sábanas. Soñar. Sueño. Sueño que sí, que estás, que no son invenciones propias de mi cabeza, que no son solo eso, sueños.


Recuerdo como la tarde anterior pasamos horas y horas sentadas en un banco mirando la gente caminar. Niños correteando, un joven arrancando una bella flor para regalársela a su novia que lo miraba de forma especial. Algo parecido a como tú me miras. Todo eso pasaba ante nuestros ojos como si de una película se tratase, mientras tú sujetabas fuertemente mi mano y me contabas a lo que habías dedicado el día. Nos despedimos. Después te volvería a ver. Formarías parte de mí aquella noche…


El cantar de los pájaros me despierta. Extiendo mi brazo buscándote, intentando buscar tu pelo, tu cuello, tus manos, algo que me diga que estás ahí, que eres tú. Pero solo encuentro un vacío inmenso. Y sábanas, sábanas enrolladas y arrugadas que no han encontrado un cuerpo al que cubrir durante la noche. ¿Dónde estás? ¿Acaso te has despertado y has querido dejarme descansar? Intento buscarte. No estás. No estás porque nunca has estado. Todo han sido sueños. Durante la noche ellos han recreado todo lo irreal, todo aquello que nunca llegará a pasar. Pero pienso ¿Alguna vez estarás? Si no estás no es porque no quiera o porque no intente cada día que tus ojos se crucen con los míos. Despierto pensando y dedicándome a ti. Pero tú no lo ves. Tal vez en eso consista el amor, en hacer y deshacer continuamente aunque tengas la certeza de que nunca será para ti”


Alguien se fue. La inspiración. Y con ella cierro mi cuaderno y pluma. La brisa primaveral comienza a hacerme tiritar. Cierro la ventana, y con ella, esta pequeña historia.

martes, 21 de junio de 2011

EL PASO DEL TIEMPO


“El paso del tiempo” es una expresión que en ocasiones provoca el distanciamiento entre familiares o amigos, es la clara causante del envejecimiento o entre otras muchas cosas el tiempo es como ese acelerador que pisamos y hace que veamos como la vida pasa rápidamente delante de nuestros ojos.
El tiempo comienza a correr desde nuestro primer segundo de vida en este mundo.

Apliquemos esta expresión a la vida misma. La vida es el lugar en el que con el paso de los años vamos recibiendo un aprendizaje, aprendes a andar, hablar, nos enseñan lo que debemos o no debemos de hacer, entre otras muchas cosas. Llega el día en el que nos adentramos en aquel lugar el cual nosotros veíamos como el peor de los castigos nunca antes visto, el colegio, donde te encontrabas con más niños como tú, y tú siempre preguntabas ¿y por qué hay que ir? y la respuesta por excelencia siempre era la misma "¡para aprender!", tú aceptabas y resignada agachabas la cabeza.
Después de tus largos años aprendiendo en el colegio, debes elegir la profesión que ejercerás y de la cual vivirás de ella para el resto de tu vida, en ese momento te paras un momento a reflexionar y recuerdas como si fuera ayer como tus pequeñas manos hacían un castillo de arena, como tu diminuto cuerpo se deslizaba por un tobogán, como con tus manos hacías a tu barbie salir a pasear con Ken o como con tu caja registradora te convertías en la dependienta más joven de la historia de los supermercados. Te acuerdas de aquellos momentos en los que nada te importaba, en los que te reías de todo porque de nada entendías o no te hacían daño porque te veían indefenso. En ese momento de reflexión te das cuenta que el tiempo ha provocado que tus manos crezcan y ya no quieran jugar con la barbie o hacer castillos de arena o también que olvides el nombre de aquella compañera con la que coloreaste cientos de dibujos.
Durante todos esos años, has ido conociendo a diferentes personas, unas siguen contigo, otras se quedaron en el camino, y otras aún están por venir, de algunas guardas buenos recuerdos, de otras intentas incluso ni acordarte, pero todas han formado parte de alguna fase de la proyección de tu vida, todo debido por supuesto al paso del tiempo o lo que es lo mismo al paso de la vida.
En todo esto se basa la vida, en crecer, en vivir, en conocer a personas, en querer, en ser querido, y sobretodo en ser feliz, porque para eso está para aprovecharla porque es y será el mayor sueño que jamás podremos tener.
Y al igual que un día cualquiera nacemos, otro día cualquiera morimos, al igual que con nuestra llegada, sin explicación alguna, nos marchamos, es decir, no somos nada, estamos aquí porque nos han dado la oportunidad de estar simplemente. Haciendo un símil la vida se asemeja a un vagón de tren en el que te montas y en cualquier momento del camino puede pararse sin avisarte, por eso, hay que vivir con la mayor positividad del mundo, porque en un abrir y cerrar de ojos, ese tren frena y desaparecemos.
Vida solo hay una y el tiempo corre detrás de ella como su peor enemigo.