
Todos hemos tenido nuestro día reflexivo. Quién diga lo contrario, miente. Y como personas melancólicas y totalmente masoquistas qué mejor plan para estos días que sentarnos frente al ordenador a recopilar fotos de nuestros mejores momentos. Pero no todo queda ahí. Como cualquier buen masoquista (nivel experto), le damos un último toque. La música. Pero no reggaetón o música electrónica, mejor aquellas canciones que sin foto nos sensibilizan pero que ya si le unimos esta es el no va más. Somos así, nos gusta sufrir. Especialmente a nosotros los negativos (Hola a todos desde aquí).
Olvidad este pequeño inciso colmado de ego.
Cuando por algún descuido borramos o perdemos alguna fotografía sentimos rabia y nos parece como si hubiéramos perdido algún recuerdo que queremos. Sin embargo, nos equivocamos. Los recuerdos no son objetos, no son fotografías que tú puedes guardar en un álbum o en una carpeta dentro de tus documentos (o una carpeta dentro de la carpeta que está en otra carpeta, para los que temen que sus fotos sean vistas por sus progenitores). No son solo eso. Los recuerdos son resultado del proceso de elección de nuestra mente. Pero esta máquina de elección funciona como cualquier aparato tecnológico y como tal, tiene su pequeño defecto de fábrica. No sabe diferenciar entre los buenos y los malos momentos.
Por esta misma razón existen dos tipos de recuerdos: los buenos momentos que son aquellos recuerdos elegidos por nosotros mismos; y los malos momentos que se convierten en recuerdos automáticamente, sin nosotros elegirlo. Aunque a este último no me gusta llamarlo recuerdo porque no lo es. Para mí, recuerdos es sinónimo de bello, felicidad, alegría, momentos irrepetible, pero nunca malos momentos porque lo que queremos hacer con esto es olvidarlos. Recuerdos y olvido o lo que es lo mismo incompatibilidad.
Inmersos en la Navidad, ya se acerca el día de reyes. Yo acabo de decidir mi regalo. Quiero una de estas máquinas pero sin defecto de fábrica, que únicamente recoja los buenos momentos y a las buenas personas que los hacen posibles. Y como somos lo que recordamos quiero ser alguien que solo se sustente y se nutra de buenos recuerdos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario